Ellos, sin saberlo, son otra estrofa del maravilloso himno: «Peces y cuanto se mueve en el agua, bendecid al Señor» (íd. 13). El cielo azul con luna y constelaciones de oropel es un hervidero de luces ...
Si pudieran hablar, todos los rincones de una ciudad tendrían miles de historias que contar. En Zaragoza, el pequeño-gran ...